Reseñada por PILAR ARTEAGA FUENTES en sus redes.
LA ESCLAVITUD «INSTITUCIONALIZADA»
El pasado jueves, salí de Vecindario hacia la capital, en guagua de la línea 8, utilizando el bono residente. El trayecto duró una hora que disfruté contemplando a través de la ventanilla, el paisaje, con más detalles que cuando conduzco mi coche para hacer el mismo recorrido; también, miraba hacia dentro del transporte, a los rostros de jóvenes y mayores de diversa condición que , en su mayoría, parecía que regresaban al redil, tras una jornada de trabajo o estudio. Y llegué al intercambiador de Santa Catalina, atravesé el parque y anduve por Franchy Roca, la calle de los bancos, hasta que entré en la librería Agapea para asistir a la presentación sinestésica de «Memorias de una hetaira» de Carmen del Puerto Valera; la escritora estuvo acompañada por el periodista, abogado y especialmente, su amigo, Laureano Pérez Cabrera, quien, con claridad y cercanía, nos explicó los entresijos jurídicos en relación a la prostitución, tema escabroso , «papa caliente» o «falsa moneda» que se mueve en un precario funambulismo entre la prohibición, la regulación y la abolición.
La obra combina dos historias en las que cambia la época en las que transcurren: Edad Antigua y Edad Contemporánea ( a falta de un nombre más acorde a esta nueva era); también, varía la ubicación espacial, que nos lleva desde la lejana Grecia clásica a La Laguna, ciudad, Patrimonio de la Humanidad; y se distingue el nombre de las protagonistas por una h muda que les da distinta voz.
Pero también hay similitudes: el libro habla de mujeres inteligentes, con materia gris, que aman el conocimiento; y ab30orda el mundo de la esclavitud institucionalizada de las hetairas y de la prostitución de lujo en el ámbito universitario.
Carmen del Puerto presentó un interesante video donde mostraba la estela de su quehacer investigador, encuadrando las coordenadas históricas, artísticas, musicales y científicas, que están en los cimientos de esta estimulante y, a mi juicio, necesaria, obra para establecer un debate sereno y lúcido sobre la cosificación de una parte de la población que, ayer como hoy , considera el cuerpo de la mujer como objeto en función del placer ajeno, mercancía cuyo valor está en función de las leyes del mercado y que en su versión más refinada se adorna con un manto aparentemente libertario.
Gracias, Carmen, por enseñarnos a mirar el mundo y a mirarnos de una forma inteligente y clarificadora. Ha sido un placer compartir la hora y media que duró el acto, cuyas palabras me acompañaron en mi regreso al sureste grancanario, en la línea 8, desde la estación de Santa Catalina, mientras anochecía y ahora sí, la inmensa mayoría de usuarios del transporte púbico volvía al redil.

