El Universo, como la Naturaleza, nos invita a contemplar y a conocer su rica «biodiversidad», con las singulares «especies» que lo conforman y las relaciones que las mismas establecen con su entorno. Este peculiar «zoo cósmico», el mayor hábitat natural imaginable, nos abre sus puertas. ¿Cómo no entrar y descubrir las violentas explosiones de rayos gamma, las galaxias en interacción, las supernovas, los astros recién nacidos o los planetas en torno a estrellas distintas del Sol, cuando no vagando en solitario por el medio interestelar? Allí nos esperan las gigantes rojas, las enanas blancas, los púlsares y los agujeros negros, sin olvidar otras «especies» menos conocidas, como las enanas marrones. Cómo se originaron y evolucionaron estas «especies» en el «océano» cósmico o qué condiciones se dieron en el Sistema Solar —nuestro «ecosistema»— para que surgiera la vida en la Tierra son algunas de las cuestiones que se abordan en este libro.
El Universo, como la Naturaleza, nos invita a contemplar y a conocer su rica «biodiversidad», con las singulares «especies» que lo conforman y las relaciones que las mismas establecen con su entorno.
En la antigüedad, la presencia nocturna de las estrellas era tan manifiesta que los pueblos tuvieron la necesidad de establecer vínculos con ellas. Las constelaciones surgieron de dividir el firmamento en elementos pictóricos evocadores.
Los agujeros negros forman parte de un reino abisal, oscuro y sin fondo. Sus ejemplares habitan en profundidades apenas conocidas, en el límite de la comprensión. En un mundo aparte, donde el color desaparece, las luces se apagan y el tiempo se detiene.